domingo, 28 de agosto de 2011

Es una droga, es un toxico. De mi, es su boca. Y continuas dándoles golpes a este ser masoquista oportunista, que te toca el corazón casi siempre sin querer. Colapso con solo recordar, nunca me había despertado con una razón más para hacer algo en el día, algo más que continuar respirando.
Y está a kilómetros, a cientos de calles, tiendas y personas que interrumpen nuestro amor, pero estamos juntos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario